Todos los guerreros de la luz ya oyerron
a su madre decir:<< Mi hijo hizo esto
porque perdió la cabeza, pero en el fondo
es una persona muy buena.>>
Aun cuando respete a su madre, él sabe
que no es así. No está siempre culpán–
dose de sus actos imprudentes, pero
tampoco vive perdonándose todos sus
desaciertos, pues de esta manera jamás
corregiría el camimo.
El usa el sentido común para juzgar el re–
sultado de sus actos, y no las intenciones
que tuvo al realizarlos. Asume todas sus
acciones, aun cuando deba pagar un alto
precio por su error.
Dice un viejo proverbio árabe:<< Dios juzga
al árbol por sus frutos, y no por raíces>>.