<< Usted perdone>>, le digo un pez a otro,
<< es usted más viejo y con más experiencia
que yo y problamente podrá usted ayudarme.
Dígame: ¿ dónde puedo encontrar eso que
llaman Océano? He estado buscándolo por
todas partes, sin resultado>>.
<< El Océano, respondió el viejo pez, << es
donde estás ahora mismo>>.
<<¿Esto? Pero esto si no es más que agua……
Lo que yo busco es el Océano>>. replicó el
joven pez, totalmente decepcionado, mientras
marchaba a buscar en otra parte.
Se acercó al Maestro, vestido con ropas
sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi:
<< He estado buscando a Dios durante años.
Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas
las partes que el Mismo ha dicho que está:
en lo alto de los montes, en el centro del de-
sierto, en el silencio de los monasterios y en
las chozas de los pobres>>.
<< ¿ Y lo has encontrado?>>, le preguntó el
Maestro
<< Sería un engreído y un mentiroso si dijera
que sí. No; no lo he encontrado. ¿ Y tú?>>.
¿ Qué podía responderle el Maestro? El sol
poniente inundaba la habitación con su luz
dorada. Centenares de gorriones gorjeaban
felices en el exterior, sobre las ramas de una
higuera cercana. A lo lejos podía oírse el pe-
culiar ruido de la carrtera. Un mosquito zum-
baba cerca de la oreja, avisando que estaba a
punto de atacar….. Y son embargo, aquel buen
hombre podía sentarse allí y decir que no había
encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.
AL cabo de un rato, decepcionado, salió de la
habitación del Maestro y se fue a buscar a otra
parte.
** ** **
Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada
que buscar, Sólo tienes que estar tranquilo,
abrir tus OJOS y MIRAR. No puedes dejar
de verlo.
Precioso
Muchas Gracias. Me alegro que te guste. Saludos y Hasta pronto