a El hombre se encuentra solo, perdido
y lleno de temores en medio de este
vasto universo.
La buena religión le hace audaz. La
mala religión aumentas sus temores.
Había una madre que no conseguía
que su hijo pequeñio dejara de jugar
y regresara a la casa antes del ano-
checer. De modo que, para asustar-
le, le digo que el camino que llevaba
a su casa era frecuentado por unos
espíritus que salían tan pronto como
se ponía el sol. Desde aquel momen-
to ya no tuvo problemas para hacer
que el niño regresara a casa temprano.
Por Anthony de Mello